sábado, 24 de noviembre de 2018

ME CAE MAL


Me cae mal que cuando estás en una relación te pregunten si quieres a tu pareja, o sea es más que obvio que sí, ¿Por qué andaría con alguien a quien no quiero? ¿En qué momento las personas inician relaciones sin sentir nada por su pareja?



Nunca lograrás cambiar a las personas, cada persona cambia cuando en verdad lo desea. 
Siempre tendrás enemigos, siempre alguien estará en contra tuya. Siempre perderás y ganarás.
Te vas a enamorar, te vas a equivocar, sentirás vergüenza.
Si todo esto no ocurre en tu vida es porque te estás escondiendo y así no llegarás a ningún lado.
No estás en una novela, está no es una película o una canción. Tu vida sigue pasando mientras piensas si de verdad es lo suficientemente miserable.
Para de destruir tus relaciones, terminarás recojiendo sus pedazos, pidiendo perdón porque todos nos equivocamos. Y así una y mil veces, hasta que sea imposible recuperarlas. Y seguirás escondido.
El miedo solo hace que crees respuestas e historias a todo aquello que no quieres hacer.
Abre los ojos y deja vivir a ese yo que tienes encerrado.
El amigo de tus amigos, el hijo de tus padres, el hermano de tus hermanos. 
Revoluciona su mundo con tu existencia, sal de las sombras.



REAL


Miles de kilómetros nos separan,
Pero lo juro, te siento más cerca de lo que he sentido a alguien,
Siento cada peculiar risa que sale de tu voz, la siento mía,
Con un solo mensaje, puedes detener el mundo,
Y hacerme sonreír como boba, como nunca antes había sonreído,
Sacas el lado verdadero, ese que no finge,
Sin siquiera intentarlo, solo es real…


Oye...


Oye, te quiero.
Te quiero como nunca
habías dejado a nadie quererte.
Te quiero cuando despierto,
cuando duermo
y en todo el tiempo medio también.
Te quiero en el calor del verano,
en el frío del invierno,
en cualquier temporada,
te quiero.
Te quiero al beber café por la mañana,
al leer mi libro favorito.
Cuando no sales de mi mente también,
que es prácticamente todo el tiempo.
Te quiero hoy,
te quiero mañana,
te quiero siempre.
Simplemente te quiero.

¿TE CANSASTE DE AMAR?



No te canses de amar,
cánsate de correr por la estación y que el bus te deje,
cánsate de andar todo un día solo,
cánsate de tener que abrazar tu almohada en las noches porque no está esa persona que tanto quieres,
cánsate de gritar en las discusiones,
cánsate de siempre ver lo malo en tu pareja o a cualquier persona,
cánsate de que la gente pase por encima tuyo,
cánsate de hacer pereza todo un día,
cánsate de ver a la gente siempre discutiendo,
cánsate de todo lo demás,
cánsate de todo lo que te dé la gana,
pero nunca, nunca te canses de amar.


EL PEQUEÑO CONEJITO


Una vez un conejito salió de su agujero; se iba en busca de su comida por el llano. Estaba comiendo pasto y cuando advirtió ya venía un buen aguacero. ¿Qué fue lo que hizo? Se fue a esconder dentro de una cueva. E l no sabía que ahí dentro ya estaba una culebra. Sabía, sí, que cuando uno tiene buena educación, nunca se mete uno sin más ni más en una casa [sino que], primero se saluda y, si le contestan, entra y, si no le contestan, no se entra.
Cuando llegó a la cueva lo [primero] que hizo fue saludar.
— Le diré un saludo a la buena cuevita.
Le dice:
—¿Cómo lo has pasado, buena cuevita, cómo amaneciste?
Contestóle la malvada culebra:
—Bien, muchas gracias; pasa, buen conejito; ¿cómo es que te acordaste de venir a saludarme? ¡Ven!
Aquella culebra le decía que entrase [para] que cuando entrara el buen conejito [poder] comérselo.
E l conejito, [que] ya la había husmeado antes, se echó a temblar.
Entonces contestóle el conejito diciéndole:
—Deje usted. Solamente aquí veo que el tiempo cambió, que al parecer ya va a pasar la tempestad.
—No vaya a ser que te mojes; lo mejor es que te guarezcas de la lluvia.
—Buena cuevita, dime; ¿que las cuevas hablan?
—Las cuevas no hablan.
—Muchas gracias; ya me voy.
El conejito se fue corriendo, con la colita muy parada.
Y la culebra quedóse en la cueva y se decía:
—Mejor hubiera sido no contestarle [sino] haberlo dejado entrar y así me lo habría comido. ¡Soy muy tonta!
Y se enojó porque no había podido comerse al conejito.
Ahora el conejito anda por el campo comiendo pasto.

viernes, 23 de noviembre de 2018

EL ZORRITO Y EL LOBO (3)


—¡Le pegué en una pata!... ¡Venga usted, amigo lobo! —dijo el zorro, y echó a correr como un venado.
Habrían corrido cosa de media legua cuando toparon con un buey que andaba paciendo por allí.
—Buen buey, ¿no ha visto usted por aquí un gran mosquito?
Dijo el buey:
—¡Cómo no iba a verlo!... ¡Y no solamente lo vi, sino que lo oí gritar que le habían dado un tiro en una mano y se la habían roto! Entiendo que esto ocurrió en el momento en que oí zumbar
una bala.
Cuando escuchó esto el lobo se asustó y, espantado, sacando tamaños ojos, veía al zorro y le dijo:
—Ahora vámonos por donde habíamos dicho.
Contestó el zorro:
—¿Y a qué vamos a ir tan lejos? Quedémonos aquí. ¡Mira, se ha parado sobre ti un mosquito!... ¡Espera, voy a tirarle!...
Luego que le apunta echa a correr y deteniéndose a alguna distancia, le dice al zorro, todo tembloroso:
— Lo dicho, dicho. No te muevas, espera, ¡que no vaya a escaparse el tiro de la escopeta!
Entonces se le ocurrió al lobo decirle al zorro, para quitárselo de encima:
—Ahora me acuerdo de que dejé mi ración de carne en la casa y me olvidé cerrar la puerta.
Eso le dijo cuando vio que el zorro le apuntaba. Le dijo el lobo:
—Espérame, ya vengo.
Y se escapó corriendo a encerrarse en su casa y ya no volvió a salir ni a meterse con los demás animales por temor de que lo matasen.

EL ZORRITO Y EL LOBO (2)

—¿Y tú cómo amaneciste, zorro?
—¿Qué andas buscando por aquí?
—Aquí estoy descansando a la sombra de este arbolito.
—Ahora veo, pues, que mi mamá no tenía por qué decirme mal de usted.
Le pregunta:
—¿Qué te dijo? ¿Habló de mí?
—Que no me acercara junto al lobo, que era muy malo y me devoraría.
— A tu mamá ni la conozco, ni me conoce, ¿por qué habla así de mí? No creas: yo soy bueno con ustedes los jóvenes como tú.
Voy a demostrarte cómo soy bueno; ven conmigo y te enseñaré qué vamos a hacer; vamos a cazar. Lo mejor es que tú, por ser más listo, caces a los moscos.
Dijo que sí. Luego cargó la escopeta y se fueron. Apenas habría andado legua y media, cuando se encontraron con un perrito, que tan pronto como vio al lobo se escondió entre la hierba, y el perrito le dijo al oído al zorrito:
— Si no te pones listo, estás perdido.
—No hay cuidado; ya quedamos en ir a cazar moscos, y si yo cazo uno, lo morderé, y si no, él me morderá.
— Ya está visto que te engañó; caces o no, él te morderá el pescuezo.
El perrito se fue y los dejó.
A poco caminar llegaron a una llanura y el zorro le dijo al lobo:
—¿No quieres que disparemos con nuestra escopeta para probarla?

Dijo el lobo:
—Está bien; dispara sobre lo que quieras.
—¿No quisieras ponerte de blanco para que yo pruebe a ver si tengo buena puntería?
—Dispara sobre lo que quieras menos sobre mí. ¿No ves que soy de color pardo y que debes disparar sobre algo blanco?
—¿Ya has visto a ese mosquito que está picando a ese buey en un anca?
—Ya lo vi —contestó el lobo, si bien no lo veía. Apúntale con la escopeta y tírale.
Cargó la escopeta el zorro e hizo fuego. Luego gritó el zorro diciendo:

EL ZORRITO Y EL LOBO (1)


Una zorra vivía con su hijo dentro de un gran hoyo, en donde tenían su casa.
Una vez la mamá le dijo a su hijo:
—Cuando a alguna parte vayas a pasear, no así nomás vayas; te voy a advertir de quién debes cuidarte.
—¿Cómo de quién debo cuidarme?
—Te lo voy a decir: cuídate de ese animal que se llama lobo.
Cuando salió el hijo de esta zorra, volvió a decirle, como la vez primera, que cuidase de que no fuese a verlo el lobo.
— Ya te dije que te cuides cuando lo veas.
—¿Y qué es eso de lobo?
—¡Ah, hijo mío!... ¡El lobo, en donde te vea, ya está que te comió!
—¿Qué me comerá? ¿Y qué me hará?
—¿Qué te hará? Te matará y ya nunca volveremos a vernos.
Haz como te digo, y cuando lo veas, aléjate de él.
—Ahora ya oí lo que debo hacer cuando vea al lobo. Ahora ya no se me olvidará.
Y empezó a saltar de gusto.
—Mamá —dijo el zorrito—, ¿por eso me dejará usted mañana salir a pasear?
—¿Por dónde quieres ir? Ya te dije ayer que, si yo no salgo, no irás a ninguna parte.
Apenas amaneció, le dijo a su mamá:
—Ahora voy a pasearme, y si veo al lobo ¿qué cosa hago? ¿lo saludo?
—Que no; ya te dije que te retires y escapes corriendo.
—Está bien, mamá.
Salió el zorrito a pasear por todas partes, y por donde iba nomás miraba asustado y cuidándose. Parecía le que se le iba a aparecer por donde iba y creía oír que hacía ruido en la hojarasca de
encino y se detenía. A todas partes veía asustado y luego otra vez echaba a andar. Nada más se acordaba del lobo y le brincaba de susto el corazón por donde iba andando. Y habría andado dos y
media leguas, cuando lo vio en medio del breñal y los encinos; allí estaba yendo el lobo, el mismo que una vez le había enseñado su mamá. Lo que hizo el zorro fue escapar corriendo y meterse en su
casa. Iba con la cola levantada. Luego le dice a su mamá:
—Mamá, ya lo vi, ése, ¿cómo se llama?
—Qué cosa ya viste?, dime.
— A ese animal.
—¿Cómo se llama? ¿Coyote?
—No.
—Pues, ¿qué cosa?
—No me acuerdo.
—¿León?
—No, no sé qué.
—¿Puede que el lobo?
—Ese, ése, el lobo.
—Por obra de Dios, no te hizo nada.
—No, si él no me vio, mientras que yo sí lo vi y eché a correr.
— Ya te dije que no salieras solo a ninguna parte; si no, alguna vez ya no volverás.
—De veras, mamá, ya no iré a ninguna parte, y si salgo, ya no me iré muy lejos, nada más por aquí cerca me pasearé. Al otro día volvió a salir, pues no estaba ahí su mamá. Se fue a andar por todas partes, y como la primera vez, temblaba todo él. Parece que presentía que iba a ver otra vez al lobo. Y de veras, apenas iría a mitad del camino, cuando oyó que echaron a rodar algunas piedras. Se espantó más y se detuvo a ver por dónde había caído las piedras. Y vio que era el mismo lobo que ahí estaba
parado mirando por dónde se había ido un jabalí que iba a cazar. 

Y el lobo no veía al zorro, y el zorro no sabía qué hacer; se quedó hecho un tronco, parecía que ya no estaba sobre la tierra, le parecía que sus patas se habían congelado. Poco a poquito fue perdiendo el miedo y cobró ánimo otra vez, y, lentamente, se acercó al lobo y le dijo:
—Buen lobo, ¿qué haces?
Entonces se volvió el lobo. Gustóle al zorro y éste se dijo a sí mismo: "Qué bien estaría que anduviésemos juntos como amigos. Es muy bonito este lobo, y ¿cómo es que mi mamá me dijo que mata y devora a la gente? No es cierto. Yo lo voy a saludar."
Lo saludó:
—¿Cómo te va, buen lobo?

Oferta increíble de la UNAM :o




La UNAM, una de las mejores universidades de México, que ha sido reconocida mundialmente por su importancia en la educación, ha abierto una serie de cursos en línea que son impartidos por sus profesores y que son de forma gratuita.
De este modo nosotros como estudiantes podemos aprovechar la oportunidad que nos brinda esta universidad.
Además, el registro es muy fácil solo necesitamos entrar al portal con el curso correspondiente y registrarnos usando nuestra cuenta de Facebook o de Gmail.


A nosotros como estudiantes de Literatura nos interesaría el curso “Aprender” que se basa en darnos a conocer resultados del proceso de lectura, almacenamiento de información, recuperación de recuerdos y velocidad de procesamiento. Conocimientos que creo yo, podrán ayudarnos a lo largo de nuestra carrera y vida profesional.


Quizá...

Quizá algún día te encuentre
en una charla ocasional,
en medio de páginas llenas
de letras que hablan de
profundos sentimientos,
entre las páginas de mi
libro favorito o en una
película romántica que
hable de finales felices…
Aunque eso no pase
en la vida real.
Lo más probable es que
te encuentre entre copas
de algún vino barato que
se sirve en tu honor, y el
brindis sea por tu olvido…
Aunque este nunca llegue.
Sé que te encontraré al
conocer un nuevo amor,
al probar otros labios o
al sujetar otras manos,
porque todos esos momentos
sólo me traerán a memoria
el calor de tu amor, que aún
cuando no fuera eterno…
Sé muy bien, FUE VERDADERO.

Ser feliz


Si a ti algo te hace feliz no dejes que nadie te lo quite. No dejes que el mundo manipule tus ilusiones y tus sueños diciendo que no es posible. Porque una billetera llena no es sinónimo de felicidad.


sunshine state of mind 💋🙌☀️@joandkemp (shop link in bio)

Reseña sobre la pintura "El ángel caído" (1868)


De Alexandre Cabanel.

"(...)Lucifer tras ser expulsado del cielo por rebelarse contra Dios.
El autor da gran importancia a la forma anatómica del personaje ya que quiere representarlo tal y como era conocido, como el ángel más bello de todos. La postura corporal no es más que una excusa para tratar los músculos a través de una técnica academicista.
Lucifer esconde su rostro, no quiere mostrar el dolor que siente ante los ángeles que revolotean sobre él. De este modo, su expresividad queda recogida en la mirada, llena de ira, odio y rencor."

Solo

La poesía se parece a su forma de ser Las estrellas se parecen a sus lunares El cielo se parece a sus pupilas Cabellos color universo ...